20 de mayo de 2008

Festival Xtremo 08, parte I: Extreme Ways

Llegó el sábado 17 de mayo. Tras una semana de mucho trabajo, Red y yo nos pusimos las pilas y nos mentalizamos para pasarnos un excelente fin de semana lleno de buena música. El evento era el Festival Xtremo 08, cuyas atracciones principales serían Moby y Underworld (¿recuerdan?). Después de arreglar unos pendientes en la mañana/mediodía del sábado, conseguir un eslipinbag y una casa de campaña, nos lanzamos a la aventura hacia el lugar del festival: un paraje ecológico con cuatro escenarios en medio del bosque cercano al Ajusco. No teníamos ni idea de lo que nos esperaba...

Estuve pensando mucho en la forma de narrar lo acontecido. Creo que el orden cronológico (sin ser tan clavados con las horas y minutos funcionará).

Comencemos:

-Salimos alrededor de las 4 pm si no mal recuerdo, siguiendo las instrucciones del mapa proporcionado por los H. organizadores del evento ­-la ache es por hijos de la chingada-. El mapa era bastante impreciso respecto a la distancia a recorrer. A partir de Six Flags, el recorrido era de aproximadamente 1:00 hora hasta la entrada del “ecoparque”. Aunque sólo eran alrededor de 30 km hasta el lugar, la carretera sinuosa de dos carriles complicaba la llegada.

-Una vez en el lugar, vimos varias docenas de sujetos, entre chaviza, momiza, poliza (¿?) y quesadilliza (¿¿??). Acudimos al módulo para intercambiar nuestros códigos SmartTicket Online por nuestras respectivas entradas VIP. La onda estaba así: la entrada general al festival tenía un costo de 350 pesos. El boleto VIP costaba 1,250 (descuento por preventa) e incluía y cito a la página:

—Chelas, refrescos y aguas.... esa era la barra libre prometida por la agencia expendedora de los ticketes—

Ante tal promesa, el VIP parecía costar poco. Al llegar a la taquilla, no hubo problema alguno para recoger los boletos. El único detalle fue un comentario que el fulano que nos atendió le dijo a su camarada: “uy, el área VIP va a estar vacía”. Al principio me emocioné, pensando que éramos unos riquillos afortunados. Después de pensar con más detenimiento las cosas... la preocupación llegó. Y esa iba a ser sólo una de un millón que aparecerían más tarde.

—Los boletos VIP, tan bonitos que se veían...—

-Una vez que recorrimos un camino horrendo de 10 minutos de terracería, llegamos al estacionamiento, con la novedad de que sólo una persona podía pasar a estacionar el auto, mientras la otra esperaba. Bien cortés, le ofrecí a Red estacionar el auto. Lo llevé, lo acomodé en un lugar apropiado, baje mi chamarrita y me chute casi 500 metros del camino de regreso, medio húmedo, irregular y cuesta arriba.

-Ya con Red, caminamos hasta el mero mero sitio del toquín, que cabe señalar estaba bastante lejos. Digamos que era como caminar desde Centro Coyoacán hasta el metro Zapata, sólo que entre piedras, bosque y terreno hostil. Pero no importaba, estábamos dispuestos a pasar un fin inolvidable. Curiosamente termino siendo así, aunque no precisamente como esperábamos.


—Se oye como Reggae.... huele como a mota.... sí, tiene que ser aquí—

-Llegamos a la entrada y se veía bastante gente, pero no como esperábamos. Digamos que estaba como al 60% de mis expectativas. Pero aún así, eran muchos weyes. Cambiamos nuestros boletos por los brazaletes correspondientes y entramos. Uno de los monitos de la entrada, con acento norteñón, nos recibió con uno de esos mensajes cálidos y preocupantes: “bienvenidos, nada más no se me vayan a desesperar con lo del VIP, lo estamos resolviendo”.

-Al entrar, la primera impresión fueron dudas y más dudas: ¿Cuál es el escenario principal?, ¿Dónde está la barra libre?, ¿Dónde está el módulo para las acreditaciones de prensa? ¿No están demasiado cerca entre si los escenarios? Nunca supe la distancia exacta, pero digamos que era obvio que una banda o dj con 2 rayitas más de sonido, opacaría sin problemas a los artistas cercanos.

-Caminamos durante poco más de una hora, tratando de encontrar el módulo para prensa y el área VIP, pero sin suerte. De un lado, nos mandaban a otro y así sin cesar. En una de esas, llegamos a una pequeña entrada a un lado de lo que parecía ser el escenario principal y le mostramos al portero nuestros brazaletes. Pasamos al bacsteich y repetimos la dosis.... otra hora de un lado para otro buscando a los monos de RP y prensa.

-Minutos más tarde, ubiqué a un colega de medios. Tras saludarlo le pregunté sobre las famosas acreditaciones de prensa. Me comentó que las entregaron en la tarde en la entrada al lugar...cerca del estacionamiento. Adiós acreditación. Pero el sujeto en cuestión se emocionó al ver que contábamos con brazalete VIP: “Chido, vas a tener barra libre, maestro...”, comentó.

-Un poco más tarde, me topé con dos colegas más. Ellos me llevaron directamente (por fin) con el responsable de RP. Él me informó que Moby tocaría a las 12:00 pm y no a las 10:00, como se había comentado en un inicio. Me dijo también que no tenía ni idea que pedo con el VIP, pero que con ese brazalete yo podía estar en cualquier lugar. “¿Sirviéndome el alcohol en cualquiera de los expendios?”, me pregunté con incredulidad.

-Un poco en su papel, pero siempre buena onda, nos ofrecieron agua, refrescos y tortas. Nosotros queríamos desquitar los boletos que habíamos pagado y de nuevo dimos el rol con la esperanza de encontrar la añorada sección VIP. Después de otra hora de vueltas, de preguntar, discutir y atender direcciones erradas por parte del estúpido staff y personal de seguridad, nos dimos por vencidos, mentando madres sobre el timo que había resultado el dichoso VIP. Red estaba furiosa. Y no es para menos: una caguama costaba 85 pesos. Sí, claro. Yo no pagaba esa cantidad por una chela, ni siquiera actuando en una película de André Bretón.

-Al regresar, el jefe de RP discutía como con 6 monitos que al parecer, también estaban en el mismo dilema que nosotros. Nos sugirió ir en bola y armarla de pedo en la carpa donde tenían las provisiones para las bandas (de la cual, ya nos habían rebotado como 2 veces). Esta vez fuimos y en el trayecto se nos unieron más individuos VIP.

-Al lugar en cuestión, llegamos cerca de una docena de fulanos encabronados dispuestos a saquear el tent sin contemplación. Ante nuestra determinación de no movernos y ponernos medievales con los víveres, el vejete tarugo reponsable no tuvo otra más que contactar a uno de los achichincles de los organizadores. Me asumí como uno de los representantes de nuestro grupo de quejosos -cada vez más prominente- y por primera vez en mi vida, hice algo contra lo que siempre he mostrado repudio: el charolazo. Saqué mi identificación laboral, levanté la voz para calmar los ánimos entre los quejosos y los organizadores y les lancé un ultimatum: “O nos resuelves, o aquí se va a poner feo”.

-Entre la presión del resto y el charolazo que siempre impone, el monito comenzó a usar su radio y a llamar a no se cuántos fulanos. Los VIP estabamos cada vez más unidos y poco a poco se armó una banda más grande. El caso es que unos minutos más tarde, regresó el fulano y nos dijo: “Hay dinero. Estoy arreglando todo para que se les devuelva lo que pagaron”. ¡Claro que había dinero!, con las pinches chelas a ese precio y la gente tan sedienta, me sorprende que el estúpido evento no tuviera su propio tipo de cambio. Red y yo vimos la victoria muy cerca. Algunos VIP querían beber, otros sólo querían que los dejaran “codearse con las estrellas del fest”. Después de minutos de tensión, el fulanito nos llevó hasta una carpa, que al parecer, era una bodega donde guardaban las chelas y el dinero recaudado.

-Salió un segundo sujeto con afán mediador, pero cocowashero, intentando ofrecernos una “solución”, diciéndonos: “Ok, vamos a arreglar esta situación... ¿Cuántas chelas les parecen justas para solventar la situación? Hijo de puta, ¿con qué clase de teporocho crees que estás hablando? Ni madres, a mi me regresas mi dinero y me cobras una entrada normal. Este pareció ser la determinación de la mayoría del grupo y por lo mismo, frené en seco al cabroncito y que doy un segundo charolazo, explicando que a mi me habían ofrecido un servicio que no me estaban dando y que no estaba dispuesto a mendigar unas guamas durante los dos días del evento. Quería mi dinero.

-Ante el miedo de nuestra actitud (se notó en sus rostros), decidieron devolvernos amablemente la diferencia que habíamos pagado a cambio de cada brazalete VIP. Accedimos, ya que era los más justo. Red, un emo y yo fuimos los primeros en pasar por nuestra indemnización y entre disculpas, nos devolvieron la diferencia. ¡Triunfo para las minorías con influencias! El resto de los VIP pasó poco a poco, pero ya no me quedé para el desenlace. Mi preocupación ahora era encontrar a unos VIP que se quedaron discutiendo en el tent de alimentos (a los cuales ya nunca volví a ver) y conseguir una acreditación para gozar los privilegios como miembro de la prensa.

-Regresé con el Master RP y le expliqué el desenlace de nuestro dilema. Con gusto y premura, me otorgó dos brazaletes de prensa. “¿Brazaletes?”, pensé. Al no ser gafetes, iba a ser un desmadre cada vez que un taradito de seguridad dudara de nuestra autenticidad. En fin, un punto más para la lista de cosas malas durante el evento.

-Entrada la noche, el ambiente de los que se divertían -incluidos ahora nosotros- se ponía cada vez mejor. La expectativa de estar muy cerca de Moby era como canapés de pelage antes del súper plato fuerte de mañana. Pronto, el Ajusco comenzaría a convertirse en factor negativo, al desatar lloviznas breves y un pinche frío calador de miedo. Ibamos preparados, pero no tan preparados como debíamos. No importaba, nuestro humor era otro después de recuperar el dinero invertido en un fraude.

-Dimos el rol por el escenario saiko para ver que tan bien estaba. Era el que tenía más gente después de donde tocaban los grupitos para marihuanos (dicho sea con todo respeto). La gente amante del género, como siempre, muy en su papel. Recordé los viejos tiempos, cuando era tan común visitar estas latitudes para escuchar a algún DJ bueno traído desde Amsterdam o Israel. En otras circunstancias, este escenario habría sido mi habitat durante el fin. Ahora, tenía otras prioridades, una de las tareas más importantes de mi vida. Pero fue bueno recordar el pasado reiver del que fui partícipe alguna vez. Eran buenos tiempos.

—No se quien era, no se que rola era, ni se si era DJ set o Live performance, pero era buen Psycho y se antojó bailar—

-Una torta, dos aguas y un retrete asqueroso después, llegó la hora de buscar un buen lugar para ver a Moby. Nos tocó uno casi frente al escenario. Aunque claro, los estúpidos de seguridad y del staff organizador no se decidían si dejaban o no a la prensa ocupar su lugar. Ahora bien, me consta que había más de 15 que traían su camarita de celular de 5 pesos y decían ser de prensa. No mamen, por Dios. Incluso yo, que traigo el megacelular de pendejalta tecnología, no la hice de tos cuando pidieron que nos recorriéramos, estos zoquetes con sus celulares Kyocera se estaban pasando de idiotas.

-Como 10 minutos antes de la medianoche, Moby salió. Traía bastante pila y se notaba. El resto de los escenarios callaron. El chaparrito empezó con su numerito, y todo el mundo se prendió. (ADVERTENCIA, al estar tan cerca del escenario, los bajos distorsionan el audio del video)

—Extreme Ways, con todo y acercamiento a la fanaticada en cada extremo del escenario—

Tocaba, cantaba, se alocaba, cambiaba de instrumentos y empezaba de nuevo. Todo sin parar.

Incluso en nuestro lugar, el sonido era muy bueno. Buen trabajo el de los ingenieros encargados del setup general. La batería sonaba increíble.

—Extreme Ways mix to Honey: así de seamless estuvo el muchacho casi toda la noche—

Se aventó prácticamente 1 hora y 30 minutos de corridito, Y prácticamente todas las rolas eran remixes, rearranges e impros de sus hits. Eso me latió bastante. Toco mi rola favorita de su material que la verdad no esperaba en el concierto. Con eso me bastó, el resto fueron puntos extra.

—Natural Blues (Katcha Remix) en todo su esplendor. Excelsa. Y luego la conectó con We are all made of Stars. Vientos—

Así recorrió toda su discografía, contagiando al Ajusco con su energía. Bastante chido. Y llegó el momento del “final”. Entre las luces, el sonido y lo que hacía este wey, la gente enloqueció.

—Si un fan de Moby me puede explicar lo que significó esto, se lo agradeceré. Mientras, puedo decir que me encantó—

Regresó al encore y después de agradecer en español al público, se aventó un mini speech cool, pero que sentí un tanto forzadón. No lo grabé, porque nos pasamos al bacsteich para esperar y tomarnos la foto obligada. “Si hablo espaniol, no soy un americano ignorante como el presidente Bush”, fue más o menos lo que dijo PolticsenabledRUN Moby al público que de inmediato inició la rechifla masiva y apoyó al artista. Después de la cápsula Moore, prendió al público con dos rolas más, Bodyrock y otra que no recuerdo cuál era...el caso es que terminando, ahora sí salió hacia la parte trasera, donde una Suburban negra, ya lo esperaba con el motor encendido.

Se que es dificil de creer, pero ahí va: cuando subió al vehículo que tenía las ventanas arriba (obvio), mucha gente gritaba su nombre y agitaba las manos para buscar alguna respuesta del sujeto. Cuando arrancó la camioneta, Red y yo estabamos justo en el paso en donde tenía que dar vuelta para salir de los tents y encaminarse a la salida. Pues bien, Red gritó “¡Moby!”...y como a los 2 segundos, bajó el cristal de la puerta trasera izquierda, se asomó un poco y agitó su mano, despidiéndose. Así es, el buen Moby se despidió de Red y un servidor. No había otra persona en su línea de visión cuando lo hizo, era para nosotros. Lugar indicado en el momento indicado. Cool, ¿no?

-Tras recuperarnos de la impresión, era hora de decidir: nos quedábamos a acampar o nos lanzabamos por el auto y regresábamos a la civilización. Red y su susceptibilidad al frío requerían de una decisión inmediata. Los colegas de la prensa ya tenían su casa de campaña y estaban listos para aventurarse en el frío y la lluvia del Ajusco. El auto estaba lejos, y si en la tarde estaba feo caminar, en la noche, sin luz, celular o protección divina, estaba cabrón arriesgarnos. El Master RP se ofreció a acompañarme por mi auto para regresar y meterlo al área de prensa (de haber sabido...) y ya poder acampar con ellos. Se me hizo medio encajoso y le pregunté si había algún conocido que se fuera ya del evento y pudiéra dejarnos en el estacionamiento que quedaba de paso. Después de buscar a un buen samaritano, una camioneta con cajita (onda Estaquitas) se detuvo y el Master los convenció de llevarnos a nosotros y a otra dupla hasta el estacionamiento. Sabia decisión. Llegó un wey onda de esos que escuchan al Haragán o a Especimen y también sacó el aventón.

-Ya dentro del vehículo, comenzamos a hablar sobre lo bien que había estado la presentación de Moby y que teníamos que caminar rápido para llegar lo antes posible al auto, ya que el frío estaba cabrón. En eso, el hijito del metro Pantitlán, habló:

HdmP: Oye brother, y de ahí a dónde vas?

Andy: del auto? Pues recogemos nuestras cosas para acampar y nos regresamos para dormir por acá.

Muchacho: Sí, nosotros también, hay que pedir otro aventón de regreso, no?

Red y muchacha: Sí, seguro.

HdmP: Chale, lo que pasa es de que me campearon hace rato, Entre varios weyes me golpearon y me asaltaron. Me quitaron mi cartera y mi celular...

Andy: En verdad? Qué mala onda!!!

Muchacho, muchacha y Red: ....

Obviamente mentíamos, pero Red, ni omnidrogada subiría a este sujeto a su auto. Para el caso, nadie en su sano juicio lo haría. Unos minutos después, llegamos al mentado estacionamiento y el chofi nos abrió la cajita, fui el primero en bajar, cerré la puerta tras de mi y corrí como desesperado...

No es cierto...

Antes de bajar, le comenté al amigo: “Dile al chofer si te deja hasta la carretera para que ya de ahí te muevas”. “Pus a ver si quiere...”, comentó dudoso.

No nos quedamos a averiguar su suerte y caminamos rápido hacia los autos. Nos despedimos de nuestros compañeros de viaje y unos minutos después, estábamos dentro del auto, calientito, frotando nuestras manos, despojándonos de nuestras ropas y entregándonos a la pasión desenfrenada que conteníamos en nuestros fogosos cuerpos adolescentes....

No es cierto...

-El trayecto hacia la carretera fue tranquilo, ya que muchas personas optaron por abandonar la idea de acampar y la caravana de autos fue numerosa. En la entrada al ecoparaje, estaba el rockero asaltado, charlando con otro fulano similar a él. No nos detuvimos y creo que ni se dio cuenta que éramos nosotros. Nos incorporamos a la carretera y descendimos tranquilos, siguiendo la guía de luces rojas que también se dirigían a la civilización.

-Llegamos a nuestro hogar alrededor de las 4 de la mañana. Cansados, sucios, con algo de hambre y sed, ahora si nos despojamos de nuestras ropitas y a dormir... el siguiente día sería todavía más movido.

Al final, todo lo malo se arregló. Aunque no fue un día perfecto, las experiencias y aventuras fueron muchas, suficientes como para llenar otros dos posts como este. Me alegró mucho ver a Red emocionada y feliz con la presentación de Moby y compartir tanta peripecia con ella. Fue una gran compañera de festivales musicales.

Esperen mañana la reseña del segundo día... se pone mucho mejor.

Esto sí es cierto...

BTW...

ADVERTENCIA: ESTE ES UN POST MUY LARGO, TOMAR PRECAUCIONES.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La narración no puede estar más apegada a la verdad... el frío en verdad estaba terrible, pero la presentación de Moby con la luna como testigo nos salvó la noche.
Lo único que me gustaría acotar es la gran cantidad de polvo que logramos juntar entre el auto, nuestros zapatos y pantalones... parecía como si un camión de volteo se nos hubiera caído encima...

Anónimo dijo...

Moby en vivo, cool!!!!!!!!